¡VAMOS EN CAMINO!

¡VAMOS EN CAMINO!
Luz Verde. Cambiando mi Mundo...

14 abril 2008

*ESCUELAS Y VIOLENCIA

*La violencia social, la escuela, los jóvenes …y los medios de comunicación

A propósito de los últimos acontecimientos de violencia social protagonizados por jóvenes, en el contexto de su vida escolar, queremos brindarles algunas palabras y aportar nuestra opinión y experiencia।
Entendemos que no se trata de hechos aislados, que hay una escalada en proporción geométrica cada año y que el mundo adulto tiene que hacerse cargo y encontrar nuevas respuestas para lo que está pasando con la violencia social que irrumpe en los establecimientos escolares.
Estamos convencidos que los episodios de violencia dentro de las escuelas no se pueden explicar sólo desde una perspectiva social o sólo desde una perspectiva individual-familiar. Las familias siempre han tenido y tienen conflictos, problemas vinculares y episodios de trasgresión de parte de los hijos y también de los padres. Y muchas veces también entran en crisis por problemas internos. Estas crisis se transitan muy mal cuando el entorno social no tiene buenas respuestas para resolver esos conflictos. La familia estalla cuando lo cotidiano se transforma en descontrol y no logra encontrar ni estrategias propias ni organizaciones sociales que las ayuden. Este descontrol no se limita a familias de determinados recursos económicos o culturales. En nuestro país, muchas familias padecen la falta de seguridad, los efectos del deterioro de la educación, el descrédito de la palabra del adulto y esto se vuelve en contra a la hora de poner límites a los hijos o de resolver los conflictos internos. Por esa razón hay que apuntalar a los docentes y también a las familias.
La escalada que toma la violencia social que irrumpe en los establecimientos escolares obliga a revisar algunos temas; por ejemplo el sistema disciplinario escolar. Está claro y es evidente que debe superar al viejo sistema de amonestaciones del siglo pasado. Pero es necesario que dé mejores respuestas que las que dan los actuales y endebles acuerdos de convivencia institucional y grupal.
Las tutorías en la escuela secundaria y las asambleas de consejos de aula en la escuela primaria debieran ser herramientas eficaces para abordar los conflictos. Estas estrategias, tutorías y consejos, deben contar con profesionales capacitados para esa tarea específica y no ser meras figuras formales en un organigrama. Los tutores debieran ser profesionales de la salud o la educación especializados en temas de dinámica grupal, que se ocupen sólo de esa tarea y que la misma esté integrada a la curricula semanal, de tal modo que los alumnos tengan un contacto permanente con el tutor y no sólo para quejarse o lamentarse de vez en cuando. Y en el caso de las asambleas de los consejos de aula, los equipos directivos deben autorizar y sostener una frecuencia estable y no dejar que los alumnos se reúnan sólo cuando hay conflictos. Esta es la única manera de hacer prevención. Las estrategias deben ser cotidianas para que sean eficaces. Las tutorías y las asambleas de consejos de aula, bien entendidas y con una capacitación permanente pueden transformarse en respuestas eficaces para tratar la violencia y la agresión dentro de la escuela.
La revisión del sistema disciplinario tendrá que tener en cuenta, también, la posibilidad de que un niño o joven no pueda permanecer en el mismo establecimiento luego de cometer algún acto de transgresión grave. Educar también implica algún tipo de sanción ante la infracción o el incumplimiento de una normativa institucional. Y esto debe estar claro para los niños y para los jóvenes desde muy temprano. Si no, los estamos educando en un engaño. No se trata de abandonar ni de expulsar alumnos del sistema educativo. El sistema tendrá que crear establecimientos apropiados para contener a este tipo de alumnos que no pueden transitar por un proceso educativo regular; ya sea por características propias, familiares o sociales.
Las escuelas deben contar, también, con equipos técnicos propios que trabajen dentro de la escuela y que conozcan la singularidad de esa comunidad. Desde afuera no se pude opinar y menos intervenir. Estos equipos no deben existir sólo para el asesoramiento pedagógico del docente sino para la intervención directa en áreas de conflictividad social; con alumnos, docentes y padres. Estos mismos equipos técnicos pertenecientes a la escuela y con el conocimiento de las particularidades de esa comunidad específica pueden trabajar regularmente con las familias que presenten algún tipo de problemática, de modo más sistemático.
Es fundamental brindarles espacios de formación y asesoramiento a los padres; para ayudarlos a detectar, tempranamente, indicadores en la conducta de sus hijos que permitan vislumbrar una futura conducta transgresora. Porque los niños y jóvenes reproducen, en las escuelas, los niveles de transgresión que se producen en las familias. Si los padres hablan mal del docente no se puede pretender que el niño o joven hable bien. Del mismo modo cuando los docentes creen que toda la culpa la tienen los padres ponen el acento en algo que, luego, se les volverá en contra; porque pierden el apoyo de los padres en la tarea de educar.
Fue una propuesta de los funcionarios de turno, luego de la Tragedia de Carmen de Patagones en 2004, proveer a las escuelas con equipos técnicos que acompañen la tarea de los docentes, para que ellos puedan volver a dedicarse sólo a enseñar y que al mismo tiempo, estos equipos (con suficientes recursos humanos y capacitación) también puedan ocuparse de las familias complejas que lo requieran, a fin de aliviar en ese mismo acto la tarea del docente. Todavía lo estamos esperando.
Lic. Fernando Osorio
Estudios para la Infancia
Director

No hay comentarios.:

Mis Imágenes

¿Tenés alguna pregunta?

¿Tenés alguna pregunta?
Queremos que te saques todas las dudas sobre el rol que tiene Monsanto en la sociedad