Camino al Bicentenario...

Comparto con todos ustedes este valioso "relato" de mi estimado Gustavo Ferrari, confieso que me siento completamente identificada,involucrada y còmprometida con sus palabras.
En vìsperas de nuestro Bicentenario serìa oportuno preguntarnos ¿què representan estos 200 años para nosotros-ciudadanos hoy? y quizàs reconocer que algo “No habremos hecho” que mucho falta, que no podemos dejar un futuro hipotecado.¿Serà el momento de Mirarnos? Mònica Volgin


Hace dos siglos, en Buenos Aires, un grupo de personas puso el primer cimiento de la vida argentina.

Era gente decidida a sacarse de encima un poder que ya no tenía más sentido. Caída la monarquía legítima en España por la invasión francesa, la buena doctrina indicaba que el poder volvía al pueblo, que debía resolver a quién lo delegaba para que fuera ejercido en su nombre.

Decidieron moverse dentro de la legalidad; por eso pidieron un Cabildo abierto y en él expusieron sus argumentos. No rehuyeron nunca los debates: más bien los impulsaron, porque se dieron cuenta de que la situación requería los consensos más amplios que fueran posibles.
Ciertamente no pensaban todos del mismo modo, pero coincidían en un punto central: el de gobernarse por sí solos y dejar atrás una estructura que consideraban superada.

Eran españoles y criollos, militares y abogados, comerciantes y funcionarios. Había religiosos junto a recalcitrantes racionalistas; espíritus revolucionarios al lado de partidarios de cambios paulatinos. Sería difícil encontrar más diferencias en un grupo tan reducido. Pero tenían en claro qué querían. Y por eso se animaron a dar el salto.

Por supuesto, tenían dudas, temores y conflictos. Pero también tenían un objetivo trazado. Se abrían a un futuro difícil de prever, seguramente complicado y expuesto a prontas represalias. Pero de todos modos actuaron.

Doscientos años después, la Argentina también vive momentos decisivos, también es ámbito de disensiones profundas. A veces parece que no nos reconocemos como partes de un mismo todo.

El diálogo sigue costándonos muchísimo, casi tanto como reconocer al otro con sus diferencias y sus valores.

Acaso el Bicentenario sea un trance oportuno para orientar a la República hacia su mejor futuro. Con la Constitución y las leyes como marco de contención, y con la seguridad de que somos capaces si superamos esa aparente pasión por enfrentarnos.

En este 25 de Mayo, ¡VIVA LA PATRIA!

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Foto:Diseño Buenos Aires